domingo, 6 de julio de 2014

Avances químicos para nuestra salud
El jabón y la generalización de la higiene
Es difícil para nosotros, habitantes en el siglo XXI de un país desarrollado en el que (casi) todos seguimos al menos las reglas de higiene más básicas, imaginar cómo sería vivir en una sociedad en el que un baño fuese un lujo al alcance de unos pocos. Además de las obvias implicaciones para la salud, los penetrantes (por no decir mareantes) olores corporales eran algo con lo que lidiar a la hora de mantener relaciones sexuales. 
Su asentamiento sirvió para conducir a innovaciones médicas tan importantes como las vacunas o los antibióticos, así como para poner el foco en la importancia de la higiene personal
A mediados del siglo XIX, el químico Louis Pasteur probaba la llamada teoría microbiana de la enfermedad, que proponía que muchas patologías comunes sufridas por el ser humano están causadas por distintos microorganismos, tan pequeños que es imposible detectarlos a simple vista. Fue una idea polémica cuando se propuso, pero finalmente logró desbancar a otras teorías anteriores, como la de los miasmas o la de los humores. Su asentamiento sirvió para conducir a innovaciones médicas tan importantes como las vacunas o los antibióticos, así como para poner el foco en la importancia de la higiene personal.
El jabón lleva usándose por distintas culturas desde tiempos prehistóricas, que por casualidad descubrieron que la reacción química entre un álcali y un ácido graso genera sales sódicas o potásicas (depende del álcali utilizado) solubles en agua y con propiedades detersivas, es decir, que servían para limpiar. Su producción era artesanal y por lo tanto, el jabón era un producto caro hasta que varios descubrimientos permitieron acelerar su producción. 
En 1791 el químico francés Nicholas Leblanc patentó un proceso para fabricar carbonato de sodio a partir de la sal común. El carbonato de sodio se conoce también como sosa, y es un alcalí que se mezclaba con grasas para fabricar jabón. El proceso patentado por Leblanc permitió acelerar y abaratar los costes de la producción de sosa. Aunque la fabricación moderna de jabón no comenzó hasta 20 años después, con la descripción por parte de otro francés, Michel Eugene Chevreul, de la llamada reacción química de saponificación, que establece que la mezcla de grasa y soda cáustica da como resultado jabón y glicerina. 
Ambos avan
Ambos avances fueron un impulso para la producción de jabón, y por consiguiente la reducción de su precio, haciéndolo accesible para más gente. Pero además, permitieron que más investigadores experimentasen con los ingredientes del jabón para idear recetas nuevas. En 1865 William Sheppard patentó el jabón líquido, aunque la popularidad de este producto no llegó hasta años después, en 1898, cuando creó el jabón Palmolive, que empleaba aceite de palma y de oliva. Desde entonces, es uno de lo jabones más utlizados del mundo. 
Artículo extraido de EL CONFIDENCIAL



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